La mendicidad forzada de la niñez es un fenómeno que vulnera la dignidad humana, es tan común, en las calles de ciudades grandes, medianas y pequeñas, que se ha vuelto imperceptible ante los ojos de la ciudadanía, y tolerada por la administración pública en sus distintos niveles. La Buffalo Human Rights Law Review define la mendicidad como: la actividad de pedir dinero como caridad en la calle.
Este delito, conlleva a otros delitos, en los que las niñas, niños y adolescentes son obligados, por ejemplo: a la venta de droga, al halconeo, al robo a transeúntes, a la prostitución, entre otros.
Las organizaciones delictivas aprovechan que los menores que se encuentran en situación de calle son invisibles para los gobiernos, incluso, en estos tiempos de pandemia, ya que, carecen de programas o instituciones que los atiendan, esto de acuerdo al Dr. Felipe Gaytán Alcalá. Es así, que los grupos criminales se dividen las ciudades, en zonas, para explotar a los infantes a sabiendas que el ius puniendi (Facultad Sancionadora del Estado) en muchos casos no los castigará, a pesar de que, existen ordenamientos como la Ley General de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, que obligan a los tres niveles de gobierno a proteger los bienes jurídicos tutelados de los infantes que son: su integridad física y emocional, su libertad sexual, la moral pública y las buenas costumbres.
De acuerdo al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), de los 40 millones de niñas, niños y adolescentes que viven en México, más de la mitad se encuentran en situación de pobreza y 4 millones viven en pobreza extrema, esta situación es un caldo de cultivo para que la esclavitud infantil, sea un fenómeno que aqueja de manera muy significativa al país y a nuestro estado, además, de acuerdo con el Banco Mundial, es una práctica que ha sido registrada en Asia del Sur y Asia Central, el Oriente Medio, Europa, América Latina, el Caribe, y África Occidental.
La trata de personas en modalidad de explotación por mendicidad infantil, ha ganado importancia mundial, y varias organizaciones internacionales —incluyendo la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la Unión Europea, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y las Naciones Unidas, entre otros— comienzan a enfatizar su pertinencia. La Declaración de Bruselas sobre la prevención y la lucha contra la trata de la Unión Europea incluye la mendicidad infantil como una forma de trata, afirmando que la trata de personas es un fenómeno detestable y preocupante, que involucra la explotación sexual coercitiva, explotación laboral en condiciones similares a la esclavitud, la explotación mediante la mendicidad y la delincuencia juvenil, así como, la servidumbre doméstica. Esta problemática es difícil de regular teniendo en cuenta que la mendicidad forzada a menudo, se impone por miembros de la familia, y por el poder que los padres ejercen sobre un niño para asegurarse de que la mendicidad se lleve a cabo.
Finalmente, vale la pena señalar que ante este tipo de problemática, la participación de todos los sectores de la sociedad y del gobierno es muy importante, asegurando que los padres o tutores que tiene la patria potestad, los que tienen la guarda y custodia de menores, deben ser aptos para garantizar, que sea cumplido el principio del interés superior del menor, asimismo, la actuación del Sistema de Desarrollo Integral para la Familia (DIF) debe cumplir con sus atribuciones, velando por los derechos de los infantes que se encuentran en situación de vulnerabilidad y ejecutando programas integrales, por último, el personal de los tribunales jurisdiccionales deben ser debidamente capacitados para la atención de asuntos de infantes.
- Es Doctor en Derecho por la BUAP, donde se desempeña como: Defensor Adjunto en la Defensoría de los Derechos Universitarios y Profesor en la Facultad de Derecho y C.S.
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