Rumor sin Fronteras | Echeverría y su lazo fraterno con el general Sánchez Taboada

Luis Echeverría Álvarez dejó un libro a la posteridad, que a raíz de su muerte quizás nunca pueda cerrar sus páginas ni tener epílogo, porque lo mismo está bañado en sangre por las masacres estudiantiles de Tlatelolco y el halconazo, el juego perverso que llevó a cabo con Cuba, Rusia y la CIA de los Estados Unidos, en ser el Presidente de México más longevo, con 100 años cumplidos, y a la vez ser el primer ex mandatario en ser indiciado bajo la acusación de genocida, como haber permanecido bajo prisión domiciliaria.


La mañana del 2 de octubre del 68, mientras los jóvenes se concentraban en la Plaza de las Tres Culturas, Echeverría estaba en su oficina en reunión con David Alfaro Siqueiros, personaje de la izquierda mexicana.
Cuando inició la balacera, un ayudante de don Luis se le acercó y le dijo algo al oído. Se levantó para atender la llamada telefónica. Puso cara de incredulidad y colgó. Le contó lo que pasaba a Siqueiros y éste quedó pasmado.
Tres años después, el 10 de junio del 71, los estudiantes retornaron a la calle. Ese día, en ese momento, Echeverría estaba reunido con Heberto Castillo, hombre respetado de la izquierda, a quien exponía un proyecto hidráulico de Hank González.
Un ayudante interrumpió la reunión y algo le dijo al oído al Presidente Echeverría. Se levantó y atendió la llamada. Hizo un gesto de sorpresa y colgó. Le platicó lo que sucedía a Heberto Castillo y éste quedó atónito.
Acciones que no fueron casuales, ni coincidentes. Era parte de la rutina y estrategia perversa del Ejecutivo Federal para mostrar ante testigos de calidad que nada de ello tenía que ver con él.
Estos los hechos que derribaron en un baño de sangre… no permite, ni permitirá, ver ni valorar el invaluable aporte que dio la administración echeverrista a la educación del País.
Ahí está la creación del CONACYT –Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología-, el INAOE -Instituto Nacional de Astrofísica y Electrónica-, además del CONAFE –Consejo Nacional de Fomento Educativo-
El respaldo para la creación de las Universidades Autónomas de Ciudad Juárez, Chiapas, Baja California Sur, de la Universidad Agraria Antonio Narro, elevó la Escuela Nacional de Agronomía a Universidad Autónoma de Chapingo, la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea; avaló que los institutos civiles de Aguascalientes y Tlaxcala se transformaran en Universidades.
Respaldó a los Rectores de la UNAM, Pablo González Casanova, para la creación del Colegio de Ciencias y Humanidades, y el Sistema de Universidad Abierta; y Guillermo Soberón Acevedo, para la fundación de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales.
Y en 1974 nació la Universidad Autónoma Metropolitama –UAM-
Descongeló el subsidio a las universidades públicas, que hasta la Presidencia de Gustavo Díaz Ordaz había crecido uno por ciento, para elevarlo 15 veces.

EL MAYOR SÁNCHES TABOADA
AYUDÓ AL NIÑO LUIS A COMPRAR
SU BICICLETA EN TAMAULIPAS

Don Rodolfo Echeverría Esparza
era quien pagaba a los maestros y militares acantonados en Ciudad Victoria, Tamaulipas. A un costado de la pagaduría estaban unas canchas de tenis, donde jugaban soldados y docentes.

Ahí, un niño -8 o 10 años-, en un mesita y dos vitroleros, vendía agua de limón y naranja a 10 centavos el vaso.
Ello llamó la atención del –entonces- Mayor Rodolfo Sánchez Cruz, preguntándole al pequeño el por qué en lugar de jugar, vendía aguas frescas.
Luis le respondió: “quiero comprarme una bicicleta; estoy juntando el dinero”.
¿Cuánto cuesta la bici?, inquirió Sánchez Cruz.
“15 pesos”, le dijo el niño Echeverría.
Mira, “junta 10 pesos y cuando los tengas, te doy cinco pesos para que sean los 15 pesos”.
Así lo hizo.
Y cuando juntó sus ahorros, fue con el Mayor para mostrarle los 10 pesos. Éste le dio el resto.
Luis pidió su bicicleta a México. Semanas después llegó a Tamaulipas.
Transcurrieron los años y el poblano Sánchez Cruz, oriundo de la junta auxiliar de San Sebastián, del municipio de Acatzingo, ascendió a General y fue Secretario de Marina -diciembre 1952 a mayo 1955- en la Presidencia de Adolfo Ruiz Cortines.
Y en diciembre de 1946 arribó a la dirigencia nacional del PRI.
Luis Echeverría
, ya casado con María Esther Zuno, acudió a ver al Presidente del Revolucionario Institucional. Después de la clásica antesala, lo recibe y le dice: “soy el niño Luis de Ciudad Victoria”.

Sánchez Cruz recuerda el pasaje y le pregunta: ¿qué deseas Luis?
Trabajo le responde Echeverría.
¿Dónde quieres laborar?

“Con usted, general”.
Y Luis se convierte en secretario particular del general Sánchez Cruz.
Ni Rodolfo, ni Luis, ni nadie, imaginó que 24 años después… Luis Echeverría sería Presidente de México.

Tampoco que el matrimonio Echeverría-Zuno tuviera de testigo a dos mandatarios nacionales.
General Álvaro Obregón, firmó de testigo del nacimiento del primogénito de Luis Echeverría.
Licenciado José López Portillo, fue testigo de la boda Luis & María Esther.
En otro hecho, cómo olvidar el pasaje de la sucesión gubernamental de Puebla.

Iniciaba 1975 y la clase política poblana, empresarios y medios apostaban que el candidato al Gobierno sería el ingeniero Rodolfo Sánchez Cruz, hijo del general Rodolfo Sánchez Taboada, casi hermano de Echeverría.
Todo estaba listo para el destape de Sánchez Cruz.
Pero…
Apunto de que Luis Echeverría diera el “vo.bo” al abanderamiento del ingeniero Rodolfo, por último consultó con el ex presidente Gustavo Díaz Ordaz, a quien le preguntó:
¿Señor Presidente, quién considera usted que debe ser el hombre indicado para gobernar su Estado?
Díaz Ordaz le respondió:
“Señor Presidente, si usted quiere que la paz, el desarrollo y tranquilidad retorne a Puebla, el hombre indicado es el Senador Alfredo Toxqui Fernández de Lara”.
Y Alfredo Toxqui fue gobernador.
Y Sánchez Cruz se quedó en espera de la llamada del CEN del PRI, la cual nunca llegó.
Vaya pasajes del juego de la política.
¿Habrá algún parecido con la sucesión a Casa Aguayo del 2024?
Al tiempo.


 

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