-Alito- Alejandro Moreno Cárdenas, líder nacional priista, enfrentado, confrontado con 11 ex gobernadores y ex presidentes del tricolor, y exhibido en serial de audios por la mandataria de Campeche, Layda Sansores; y en Puebla el “dirigente” Néstor Camarillo Medina, y su compañero legislador Jorge Estefan Chidiac, con su voto a favor al incremento tarifa del agua, avalada por el gobernador morenista Miguel Barbosa Huerta, están por dar cristiana sepultura al esquelético cuerpo del Partido Revolucionario Institucional.
La deserción de priistas en Sonora, entidad doblemente emblemática por ser la tierra de Plutarco Elías Calles, fundador del PRI en 1924 y Presidente de México, y de Luis Donaldo Colosio, candidato asesinado en Lomas Taurinas, Tijuana, e 23 de marzo de 1994, muestra de manera fehaciente el grado de descomposición del otrora partidazo.
Amén, que en 2012 con Peña Nieto en Los Pinos, el PRI gobernaba en 21 estados, para llegar en 2022 a tener únicamente dos entidades tricolores: Estado de México y Coahuila, mismas que corren inminente riesgo de perderse en los comicios de junio de 2023.
Ni qué decir de Puebla, que al perder el gobierno en 2010 ante el panista Rafael Moreno Valle Rosas -después de permanecer en el poder por más de 70 años- entró a un tobogán sin salida.
Perdieron en 2013 la “mini gubernatura” ante el neo panista José Antonio Galia Fayad.
En 2018 cayeron ante la panista Martha Érika Alonso Hidalgo.
Y en la elección Extraordinaria de junio de 2019, fueron borrados por el neo morenista Miguel Barbosa Huerta.
Y para los comicios del 2024 el tricolor nada, absolutamente nada, tiene que hacer, pues no tiene cuadro alguno para contender por Casa Aguayo ni el Palacio Municipal de la capital.
Le quedan “cartuchos” que ya contendieron y fueron derrotados, como Enrique Doger Guerrero, Blanca Alcalá Ruiz, Alberto Jiménez Merino.
Si alguno de ellos tuviera la osadía de competir por el Gobierno o el Ayuntamiento de Puebla, su derrota estaría más que anunciada.
Si Estefan Chidiac se inscribiera, más que cantado sería su fracaso
Igual o peor sería la nominación de Néstor Camarillo.
La pareja Estefan & Camarillo llevan las riendas del PRI porque para ellos las candidaturas a cargos de elección popular son un apetitoso negocio.
La vendimia de “encuestas”, “seminarios”, “asesorías”, y las candidaturas a ediles, y diputaciones, tuvo su agosto feriado en 2018, 2019 y 2021.
Y lo mejor vendrá en 2024 con las candidaturas al gobierno, alcaldía de la capital, 216 ayuntamientos, 41 legisladores locales, 16 federales y 2 senadurías.
Vaya manjar.
Pareciera contradictorio que el PRI está por ser sepultado y que sea un negocio la entrega de candidaturas.
No lo es.
El negocio estriba en el número de votos que logra al interior del Estado, tomando en cuenta que el listado nominal es de 4 millones 600 mil electores.
Mandata el tricolor en 58 municipios y tiene siete diputados en el Congreso del Estado, y cinco en la Cámara de Diputados.
A eso le apuesta la dupla Estefan-Camarillo.
Como a la negociación soterrada que tienen con el inquilino de Casa Aguayo.
Ahí está el voto tricolor para incremento agua potable.
Más lo que se acumule.
¿Qué sigue para el PRI?
¿Qué viene para Estefan?
¿Y para Néstor?
Al tiempo.
