Rumor Sin Fronteras | Gracias al “Dedo” De AMLO…. Barbosa dos veces fue candidato; Abanderados a la Presidencia y 9 Gobiernos llevarán su “Vo.Bo ”

 
“No se hagan bolas, el candidato es Colosio”, frase que hizo célebre el mandatario Carlos Salinas de Gortari cuando “los demonios” se soltaron en plena campaña de 1994 por la Presidencia de México y “el fantasma” de Manuel Camacho Solís rondaba al asecho, un día sí, y otro también.
 
Con la respectiva proporción del caso, 28 años después, todo hace indicar que la máxima salinista revivirá en la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador, respecto a quién será el candidato al Gobierno de Puebla en 2024 –nominación a Palacio Nacional y 8 entidades restantes, es otra historia-
 
Y donde la decisión de quién será el abanderado morenista es única y exclusiva del Ejecutivo Federal, tal y como ha sido históricamente desde el siglo pasado bajo el marco de la “regla de oro no escrita”.
 
Así aconteció en la era del PRI.
 
Así se dio en el PAN.
 
Así será con Morena.
 
Guste o no, es una facultad “Meta Constitucional” que adquiere –o hereda- el Presidente entrante del saliente.
 
La historia política de México así lo plasma.
 
Primero, en los 20 arriban a Palacio Nacional los sonorenses Álvaro Obregón -1920/1924- y Plutarco Elías Calles -1924/1928-, cuya Presidencia quedó marcada en los anales de la política de la nación al instaurar el Maximato, hasta 1934, con la imposición consecutiva de tres mandatarios y la fundación del Partido Nacional Revolucionario, padre del Partido Revolucionario Institucional.
 
Asimismo, breve recorrido de los 30 hasta el año 2000 muestra la contundencia de esa facultad “Meta Constitucional”.
Veamos.
 
El general Lázaro Cárdenas del Río -1934/1940- dio paso al también general Manuel Ávila Camacho -1940/1946-, poblano y quien fue el último militar en gobernar al País para dar entrada al primer Presidente civil:
Miguel Alemán Valdés -1946/1952-
 
Ley no escrita la de designar a su sucesor prosiguió durante los siguientes 8 sexenios hasta el 2000 cuando Ernesto Zedillo Ponce de León entregó la “Banda Presidencial” al primer mandatario de oposición, el panista Vicente Fox Quezada, quien derrotó al priista Francisco Labastida Ochoa.
 
Fox no pudo imponer a su “delfín” Santiago Creel Miranda, puesto que Felipe Calderón lo derrotó en la interna del PAN.
 
Y Calderón, pese a respaldar a Josefina Vázquez Mota, ésta perdió ante el priista Enrique Peña Nieto en los comicios del 2012.
 
Historia que se repitió con Peña Nieto y su imposición de José Antonio Meade, al triunfar Andrés Manuel López Obrador en 2018.
 
Valga largo recuento para sustentar la “herencia” del Presidente saliente al entrante, que lo faculta para designar a su sucesor y ya en su mandato “palomear” a los candidatos a gobernador, para que posteriormente su partido los postule de manera formal.
 
Ratificándose así:
 
“Gobernador no pone Gobernador”.
 
Hecho que cobrará vigencia y relevancia en la sucesión Presidencial del 2024, como en la designación de 9 abanderados para los estados de Puebla, Tabasco, Chiapas, Veracruz, Morelos, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco y Yucatán.
 
De éstos Puebla, Tabasco, Chiapas, Veracruz, Ciudad de México y Morelos, su respectivo mandatario es de Morena; Guanajuato y Yucatán del PAN; Jalisco de Movimiento Ciudadano.
 
En el caso de la sucesión en Puebla tiene diversas vertientes.
 
Primero, Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta fue candidato en 2018 por el “palomazo” del entonces candidato Presidencial López Obrador; y ante el fallecimiento -24 de diciembre 2018- de la gobernadora Martha Érika Alonso Hidalgo… lo ratifica para los comicios extraordinarios de junio 2019.
 
Segundo, Barbosa Huerta mantiene abierta y pública pugna contra Ignacio Mier Velazco, líder de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, que lo ha llevado incluso a refutar al Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, que
“venga a Puebla a imponer candidato al Gobierno”.
Denostaciones que, en su momento, lanzó al Senador Alejandro Armenta Mier.
 
Tercero, el Ejecutivo Estatal al ver que sus “corcholatas” no crecen –ni crecerán- y que Mier y Armenta no pertenecen al grupo barbosista, trasciende que enfilará sus baterías de apoyo al alcalde panista Eduardo Rivera Pérez, como lo hizo en la elección del año pasado por la Presidencia Municipal dándole la espalda a su compañera de partido Claudia Rivera Vivanco; además, no duda en manifestar su amistad por más de 20 años con el edil blanquiazul cuando ambos fueron diputados en la LVIII Legislatura Federal.
 
Cuarto, con el descarte de Beatriz Gutiérrez Müller para ser la candidata a Casa Aguayo, se puede adelantar que el candidato de
Morena para Puebla será para un hombre, en virtud de la paridad de género.
 
Quinto, vale precisar que Ignacio Mier se sumó al equipo de López Obrador desde 2006 y en 2016 lo envió a Durango-Sinaloa-Nayarit para que abriera brecha a Morena, rumbo al 2018. Y Alejandro Armenta se sumó a las filas morenistas en 2017.
 
Sexto, corresponderá a los legisladores Mier y Armenta realizar su trabajo proselitista en la entidad, ambos llevan 30 años en la política y han ocupado diversos cargos en la administración estatal y federal, como en el legislativo.
 
Séptimo, querer imputar que por su labor en el Congreso de la Unión para sacar las iniciativas del Presidente es el “único derecho” que les valdría la candidatura, resulta pueril y banal.
 
Octavo, sirva recordar que Alfredo Toxqui, Guillermo Jiménez Morales, Mariano Piña Olaya, Melquíades Morales Flores y Rafael Moreno Valle, saltaron del Legislativo a candidatos a Casa Puebla.
 
Noveno, a ellos ¿quién les dio, avaló, asignó u otorgó, la candidatura?... el Presidente de México en turno.
 
Luis Echeverría a Toxqui.
 
López Portillo a Jiménez Morales.
 
Miguel de la Madrid a Piña Olaya.
 
Ernesto Zedillo a Melquíades Morales.
 
Felipe Calderón a Moreno Valle.
 
Décimo, ¿por quién se decantará López Obrador?
 
O sea, “no se hagan bolas”, porque el candidato será… ¿un Mier?
 
Al tiempo.
 
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