La historia la escriben los estadistas, científicos, políticos, juristas, gobernantes, entre otros, ya sea para bien o para mal. Casos palpables lo plasmaron las Presidencias de Benito Juárez García y del general Porfirio Díaz Mori; o bien, el Maximato de Plutarco Elías Calles, durante el siglo XIX y XX, respectivamente.
Y en Puebla también se tiene el Maximato de Maximino Ávila Camacho, que de no haber sido envenenado hubiera sustituido –vía insurrección o imposición- a su hermano Manuel Ávila Camacho en la Presidencia de México, desde la poderosa Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas que ocupaba después de gobernar el Estado.
Además del Maximato de Rafael Moreno Valle Rosas, quien durante el sexenio de Melquíades Morales Flores, desde la Secretaría de Finanzas, se convirtió de facto en Vice-Gobernador, del 2000 al 2005, posición que ocupó de plataforma para posicionarse y pretender ser el sucesor de Casa Puebla.
No lo logró, porque se le cruzó Mario Marín Torres.
Pero obtuvo de “prebenda” la Diputación y Presidencia del Congreso del Estado, y posteriormente la Diputación Federal, donde logró ingresar al cerrado grupo de Elba Esther Gordillo Morales, entonces poderosísima líder del SNTE.
En 2006 al no obtener la candidatura priista al Senado de la República, Moreno Valle, a través de la maestra Elba Esther, es palomeado por el candidato del PAN a la Presidencia, Felipe Calderón Hinojosa, para ser el abanderado del blanquiazul a la Cámara Alta.
Y en “las casualidades” de la política-electoral, Moreno Valle enfrenta en las urnas a su “tutor” Melquíades Morales… y gana la Senaduría.
Y Melquíades perdiendo… ganó, pues ingresó como el “gran perdedor”.
Desde el Senado, Moreno Valle amarró alianzas político-económicas con el grupo albiazul, pero sobre todo con el ya mandatario nacional Felipe Calderón, para lograr candidatura al Gobierno de Puebla.
Y el neo panista Moreno Valle derrota al priista Javier López Zavala.
Y Rafael mandata el Estado con mano de hierro del 2011 a 2017.
Avanza el Maximato Moreno-Vallista al heredar el gobierno a José Antonio Gali Fayad, para el mini mandato 2017-2018.
E impone en la “silla de Casa Puebla” a su esposa Martha Érika Alonso Hidalgo, quien gana los comicios de junio 2018 al morenista Miguel Barbosa Huerta.
Más la tragedia se atravesó en el camino de los Moreno Valle-Alonso Hidalgo al desplomarse el helicóptero y fallecer el 24 de diciembre de 2018, cuando ella tenía 10 días de haber asumido el poder.
SI EL REY SALOMÓN NO SE
DESPOJA SOMBRA DE LA
VIUDA… NO SERÁ EL REY
Necesaria, pese a larga cita, para plasmar cómo los gobernantes escriben su propia historia.
Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta al perder la elección del 2018, en los hechos su futuro político había concluido, se había cerrado.
Su mañana era obscuro como la noche.
Más la caprichosa realidad de la política le devolvió un nuevo día, y gracias al “vo.bo” del Presidente López Obrador, fue candidato por segunda vez y ganó la Elección Extraordinaria de junio 2019.
Desde que tomó posesión, primero de agosto 2019, se caracterizó por su política de choque, confrontación, donde sus resentimientos y odios lo llevaron a un mañana gubernamental más que incierto.
Con la suma de un estado de salud precario.
Visibilidad escaza. Una pierna amputada.
Y, por lo mismo, enclaustrado en Casa Aguayo.
Su fallecimiento el pasado 13 de diciembre, llevó a “encumbrar” a Sergio Salomón Céspedes Peregrina, gracias “al voto” de doña Rosario Orozco viuda de Barbosa y la aceptación del inquilino de Palacio Nacional, a través del Secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández.
Así, el mandatario sustituto se ha abocado acatar las indicaciones de la viuda.
Una de ellas, fue designar a Julio Miguel Huerta Gómez al frente de la Secretaría de Gobernación.
Otra, despedir a Ana Lucía Hill Mayoral de Segob.
Después, impedirle que haga más cambios en el gabinete.
O sea, que el barbosismo esté presente hasta el 2024.
Imponer a José Luis Nájera Muñoz en la Dirección General del Colegio de Bachilleres, pese a tener estudios truncos y no cumplir con el perfil, cuyo mérito es haber sido el “lazarillo” de Barbosa Huerta.
Con la “cereza”…
Una mañana en Casa Aguayo, el Ejecutivo Estatal recibe una llamada de la viuda.
Solícito contesta.
Del celular se escuchó la reprimenda:
“¿A quién consultaste para contratar a Omar?”.
“No sabes que mi esposo lo corrió”.
“No lo quiero ver, ni como asesor”.
Y cerró el celular.
Lo que lleva al apunte de agudo lector:
Si el Rey Salomón no se despoja sombra de la viuda… no será el Rey del Palacio de La Marranera.
Al tiempo.
