El segundo debate entre los candidatos a la presidencia de la republica fue sin duda alguna esperado con ansias, no tanto por las propuestas y el lenguaje político; tampoco por el ataque hacia AMLO- más bien, fue esperado por los “memes”.
El odiado. Fue Donald Trump, ya que se convirtió en el tema de discusión y es que los candidatos no perdieron la oportunidad para mencionar a Trump convirtiéndolo en el centro de atención, Anaya con su postura de enfrentarlo, El Bronco con su necedad de “agarrarlo a chingadazos”, Meade con la intención de enfrentarlo pero también llegar a un acuerdo con el… sobre todo con el país vecino ya que dice “que necesitamos de los gringos” y AMLO con la postura de “Amor y Paz” y contrario al Andrés Manuel de hace 6 años, esta vez es quien propone el dialogo con el presidente del país vecino.
Es irónico como es que los candidatos se indignan del trato del presidente de Estados Unidos hacia nuestros paisanos, pero ¿acaso no hacemos lo mismo con los centroamericanos?, del muro fronterizo se opina que no debe existir, sin embargo al ser cuestionados sobre el tema de las armas y la introducción de las mismas al país- piden que se refuercen las medidas de seguridad para evitar que del norte se filtren de manera ilegal al país, entonces ¿acaso ellos no pueden hacer lo mismo para salvaguardar su prosperidad?
La base de una buena relación con los países vecinos es escuchar y ser escuchado, entender y ser entendido; el intercambio de ideas y de propuestas sin duda alguna debe ser el mayor éxito de nuestro crecimiento económico, político, cultural e ideológico. Es un reto para el que llegue a la presidencia, sentarse y establecer una relación de trabajo con Donald Trump, es verdad que es un tipo necio y arrogante, sin embargo ¿acaso no los políticos tienen la obligación de saber establecer relaciones de trabajo y solidaridad?- si está de acuerdo, entonces también coincidirá conmigo en que- nuestros políticos no solo deben tener una buena imagen, carisma y un buen discurso- también deben estar preparados intelectualmente para soportar el paso de una nación.
