Dicen que las palabras se las lleva el viento, que “mucho ruido y pocas nueces” eso diría el mexicano- algunos más que “ver para creer” y alguno más… ¿Nos volverán a fallar?
En la política mexicana se ha vuelto algo muy recurrente el salto de un partido político a otro, el cambio de color y como si fuese “Draft de futbol” el intercambio de militantes entre un partido y otro. Lo preocupante no radica en el hecho de que cambien de trabajo, sino que al hacerlo deben defender otras ideologías; ¿se imagina usted siendo tres meses católica- dos meses cristiana y un año musulmana? O tal vez, en el campo del estudio, podría ser un año religioso al otro estudiante de filosofía, después sociología y ¿qué le parece si también científico y después nuevamente religioso?
No criticamos el hecho de pertenecer a alguna religión o ser el más crítico de las religiones, tampoco el estudiar una u otra carrera pero si debe preocuparnos la ceguera que presentamos al evaluar o elegir a tal político, sea del partido que sea. Pero en ocasiones es fácil criticarnos entre nosotros mismos y postrar en un altar al que debemos juzgar por su trabajo y mantenerlo fuera del alcance de dichas críticas.
Un caso común.
Hace algunos meses en las afueras de un hotel conocido de Puebla se suscitó un hecho por demás deplorable; el llamado a defender el voto, la soberanía y la decisión de la inmensa mayoría de los poblanos fue encausada por el ahora diputado de morena José Juan Espinoza y por el Senador Alejandro Armenta para que un grupo nutrido de personas se manifestaran a las afueras del hotel y lanzar consignas en contra de trabajadores del PAN quienes se encontraban al interior; el argumento fue que boletas electorales “habrían” sido clonadas al interior… era un bunquer clandestino. No emitiremos juicio alguno, pues aunque todo indica que lo que denunciaba todo Morena en Puebla respecto al fraude electoral, todo indica que fue cierto, aunque no se demostró gran cosa- pues así paree que es más fácil para las autoridades electorales- “dejar todo como si nada hubiera pasado”
Lo que parece fue una inconciencia fue el llamado a defender el derecho a través de un fervor desenfrenado- pues si están viendo cómo está el clima de incertidumbre y poca paciencia en Puebla, le dan motivo a la gente para que se manifieste de forma violenta- insisto, no juzgamos el derecho a manifestarse pero si el hecho de hacerlo de forma violenta.
Por supuesto las redes sociales jugaron el papel de juez, pues la mayoría defendió la actitud de los militantes que hicieron todo en pro de una verdadera democracia.
El segundo caso se presenta en Acatlán cuando dos hombres son sometidos por pobladores y linchados de manera cruel y sin escrúpulos… no entraremos en detalles pues el caso fue tan alarmante que incluso llego a ser tema a nivel nacional, por supuesto no tardaron las críticas en contra de los poblanos.
Las mismas redes fueron los que evidenciaron no solo la poca memoria de los políticos, sino también la de los mismos usuarios comunes y corrientes- incluso la de algunas personas que con preparación detrás de ellos mostraron la poca memoria. Mientras en el caso de los políticos implicados en el zafarrancho se dieron a la tarea de defenderlos, en el caso de Acatlán criticaron de manera artera y sin escrúpulos a los que dieron muerte a los dos hombres.
Los dos hechos son actos de generación de violencia, en los dos casos se condena un procedimiento ilícito- en los dos casos hay un culpable o culpables y una víctima; en ambos casos se procedió (incluso llegando a los golpes en el primer caso, mientras que en el segundo a la muerte) para defender los derechos- en ambos se justificó el proceder mediante el argumento de que la población ya está casada de injusticias y se hará justicia por propia mano. Entonces, ¿Por qué a los dos se les juzgo de manera diferente?
Por supuesto que no queremos encontrar a algún culpable ya… diría mi abuelo “ya que caso tiene” el daño ya está hecho- pero si deseamos que las personas antes de realizar un acto como en los dos casos anteriores, piensen de manera razonada lo que harán y no se lamenten al final por haber tomado una decisión errónea. Es cierto que debemos defender nuestros derechos pero acaso ¿ha visto como los políticos implicados en polémica se sientan hoy al lado de sus rivales? ¿Los condenados por la población resultan ser inocentes? Es evidente que debemos re plantear nuestros actos.
