Diego Silveti a Hombros

Teziutlán, Pue. Se llevó a cabo la corrida del 468 aniversario de la ciudad teziuteca. Se lidiaron toros de Torreón de Cañas y uno de Las Huertas que en términos generales se dejaron. Destacando la movilidad del primero y segundo de Diego Silveti así como el primero de Luis Ignacio. Corrida con cara y toreable. Más de media entrada, estupendo ambiente en los tendidos, el público respondió a la convocatoria de la que fue la última corrida de la región previo al paro que provoca la situación sanitaria que impacta al país y al mundo. Se cortaron tres orejas, dos para Diego Silveti y una para Uriel Moreno “El Zapata” que pudieron ser más trofeos para los matadores de no haber existido fallas con los aceros. Se mandó arrastre lento para el segundo toro del matador Silveti. 

“EL ZAPATA” CON PASO FIRME, SITIO Y ENTREGA 

El matador tlaxcalteca Uriel Moreno “El Zapata” de azul cielo y oro en damasco, hizo gala de facultades, mente clara, oficio y experiencia. Su primer toro de Torreón de Cañas se estrelló con el burladero de aviso y se inutilizó. Por lo que fue cambiado por un reserva de Las Huertas con 550 kilos. Toro con peso, castaño con el que, el matador estuvo muy entregado de principio a fin destacando el tercio de banderillas donde un sector del público le brindó ovación de pie. Con la muleta logró tandas muy templadas y con transmisión pero que su labor se vio empañada por la espada. 

Con su segundo de Torreón de Cañas, un bonito berrendo, Uriel lució en los tres tercios. Más cuando extrajo muletazos a un toro que no fue sencillo y que a base de recursos y variedad le cortó una meritoria oreja. 

DIEGO SILVETI, TRIUNFADOR DE LA TARDE

El matador de dinastía Diego Silveti tuvo un lote que se prestó para el lucimiento. Principalmente su segundo al que le logró una faena de altos vuelos y coronó con la espada para cortar dos orejas. Su primer toro, bonito de lámina, carbonero, se desplazaba de largo, con son y calidad. Pero la espada le impidió cortar trofeos. 

LUIS IGNACIO, VOLUNTAD A RAUDALES

El joven zacatecano Luis Ignacio Escobedo tuvo en su primer toro momentos de plasticidad y belleza. Un toro negro bragado que tuvo calidad y le faltó fondo. Pero que era agradecido a los toques suaves y muletazos templados. Luis estuvo voluntarioso y esforzado pero le costó trabajo matar. Con el segundo, Luis nuevamente estuvo pisando terrenos comprometidos, ante un bravo ejemplar que le pidió hacer las cosas bien. Tardó en caer el bonito berrendo alunarado y todo quedó en ovación. 

La alguacil Vanessa García entregó las orejas a los  matadores Zapata y Silveti. 

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