Pachuca, Hgo. La cabaña brava poblana de El Rocío, que dirige Manuel Fernández Castañeda, tuvo en términos generales un balance positivo tras el comportamiento que dieron sus toros en el festival benéfico realizado en la capital del estado de Hidalgo en días pasados. La ganadería que ubica sus potreros en el municipio de Tecali de Herrera, envió seis ejemplares a este festival donde lo recaudado fue en favor de los damnificados por el terremoto del pasado 19 de septiembre de la ciudad de México. Más de cuatro mil espectadores se dieron cita en la plaza “Vicente Segura” de Pachuca.
SE REPARTIERON TRES OREJAS
Uriel Moreno “El Zapata”, armó la escandalera con el ejemplar que le tocó en suerte, un toro que destacó por su fuerza, voluntad y calidad. Espadazo y oreja mientras que el público pidió el segundo auricular que no se concedió. Una oreja más para Gerardo Adame quien estuvo esforzado y con mucha disposición al igual que Antonio Lomelín que también se llevó un apéndice. Mientras que Rafael Ortega y Alfredo Ríos “El Conde”, escucharon palmas y el tlaxcalteca Angelino de Arriaga pasó fatigas con la espada escuchando dos avisos, ante el impecable y bien presentado encierro de “El Rocío”. Todos los ejemplares, a excepción del primero, fueron aplaudidos por su presencia y juego, principalmente el tercero de la tarde.
BALANCE POSITIVO
Cabe señalar que una constante de esta casa brava de El Rocío es la fuerza, por lo que el ganadero Manuel Fernández comentó: “En el rancho pensamos que la bravura también entra por el hocico. Por eso vimos toros que nunca mostraron síntomas de debilidad. Algo que nos da mucho gusto. De los seis me quedo con tres toros. Una tarde donde me voy con más tarea para seguir trabajando en el rancho. Por el momento creo que el balance para esta tarde fue positivo para nosotros. Un saludo a toda la afición”, remató.
Cabe señalar que el matador Uriel Moreno “El Zapata”, había cortado un día antes en Apizaco, una oreja a un toro muy exigente de De Haro mientras que, en Pachuca, se encontró con un ejemplar que le permitió dejar pasajes que calaron en los tendidos.
