El diagnóstico de la realidad social, económica, educativa, de salud, justicia y pobreza extrema del Estado de Puebla es aterrador, brutalmente crudo y desolador, pues además de mostrar el divorcio gobierno-sociedad, hay un claro abandono gubernamental a comunidades, municipios y juntas auxiliares, por lo que es urgente planear y activar una real reingeniería en todos los órdenes.
No se trata de un slogan, ni del apunte alarmista, pero “el futuro alcanzó a Puebla y los poblanos”.
Y tan nos alcanzó, que se está ante “una inminente crisis de abasto de agua en Puebla”, cuyo estrés hídrico hará implosión en 2025 que obligará a las futuras autoridades a tomar medidas radicales, hace 30 años así se enfrentó, reveló el Doctor en Ciencia Política, Luis Antonio Godina Herrera.
Hay gran rezago en el tratamiento y reutilización, y tendencias insostenibles de sobreexplotación de acuíferos. De 19 acuíferos ubicados en Puebla… dos están sobreexplotados: Valle de Tecamachalco, de la cuenca río Atoyac, y el de Tepalcingo-Axochiapan, de la cuenca río Amacuzac.
-Agregó-, de manera concatenada transita el caso preocupante, y alarmante, del ISSSTEP, puesto que sus finanzas –por aplicarle un eufemismo amable- son un grave problema que está haciendo crisis, como se desprende del análisis de la Cuenta Pública 2022 y cuyo costo para resolverlo, en cualquier alternativa, será enorme.
Al concluir 2024, el fondo -o bolsa- de pago a jubilados y pensionados de los trabajadores al servicio del Estado, entre ellos maestros y administrativos de la Sección 51 den SNTE, se quedará sin recursos. Y para 2025 ya no tendrá dinero, informó la entonces Secretaria de Planeación y Finanzas, María Teresa Castro Corro, en pasada comparecencia ante el Congreso.
