Para nadie es un secreto que el gran Julio César Chávez vivió momentos muy oscuros luego de conocer las mieles del triunfo, pues tuvo acceso prácticamente a todo y aunque intentó que su familia no padeciera el mismo calvario especialmente en el tema de las drogas, pues este fue uno de los que más trabajo me costó dejar.
Pero no todos los planes que se tienen se concretan, pues sobre todo cuando se trata de una familia se pierde el poder sobre otras personas cuando estas llegan a la mayoría de edad, tal y como sucedió con Julio César Chávez Jr., quien tenía todo para una vida prominente en el deporte gracias al apoyo de una joya del boxeo en su padre.
Aunque podía lograr tener una carrera igual e incluso mejor que la de su padre decidió usar su apellido para brillar en los lugares más oscuros y terminó llevando una vida de vicios y perdición, de lo cual se dio cuenta y quiso recomponer su camino, pero no pensó en la ley de la gravedad, esa que se resume en el hecho de que todo tiene una consecuencia.
Si bien pensó que decidiendo corregir el rumbo no pasaría nada, lo cierto es que su pasado tarde o temprano lo alcanzó y ahora pesan sobre sus hombros señalamientos de vínculos con el crimen organizado tanto en Estados Unidos como en México, por lo que ahora debe enfrentar a la justicia, pero tal parece que fue mayor su miedo.
Pues si bien podía dar la cara y buscar defenderse con todas las de la ley, en la primera audiencia que se tenía fijada no llegó y su defensa se limitó a afirmar que desconocían su paradero, por lo que no dude usted que sea un mea culpa y que ahora busque esconderse en el rincón más escondido del mundo hasta que se olviden de él.
Es un claro ejemplo de que tener todo en la vida no es una garantía de éxito, así como tampoco es un hecho que todo aquel que viva con carencias va a fracasar, sino que bastará con tomar las decisiones correctas, habrá que esperar noticias para saber que sucedió con el Jr. deseando que todo termine bien por todos los que lo rodean.
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Una idea que ha defendido en los últimos años el gobernador Alejandro Armenta es la de la castración química para aquellos acusados de abuso, principalmente infantil, e incluso contra la opinión de muchos afirma no entender porque se defienden los derechos humanos de este tipo de delincuentes por encima de devolverles un poco la paz a las víctimas.
Seguramente generará una nueva ola de críticas y comentarios en contra, además de que de autoritario no lo bajará más de un comentócrata, ojalá esto no lo tomen como un ataque contra la libertad de expresión bajo el argumento de que querrán aplicar este método contra todos aquellos que hablen del gobernador y se den cuenta que estas iniciativas en verdad buscan un cambio.
No es en vano que reconocidas encuestas lo posiciones como uno de los mejores mandatarios del país, pues hay que tener en cuenta que está asumiendo más de una función que le corresponde a los presidentes municipales y que ya van a cumplir un año de ausencia tras asumir el cargo y desaparecerse sólo para cobrar su jugoso salario cada quincena.
Es todo por hoy, pero si algo le faltó por leer lo invitamos a visitar mañana el tinero.
