Editorial
Tal parece que caló hondo en el piso 16 de la Torre De Gestión Académica Y Servicios Administrativos de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), mejor conocida como Torre de Rectoría, el hecho que de saliera a la luz el pasado oscuro de algunos de sus enviados, así como los acomodos familiares dentro de la facultad de medicina de la Máxima Casa de Estudios.
Pues durante las primeras horas de la mañana se buscó detener a toda costa el alboroto que ya habían echado a andar todos los estudiantes del campus ubicado en la 31 Poniente, mismos que de manera justa sólo están pidiendo mejores condiciones para formarse como los profesionales de la salud de México y el mundo necesitan, ni más, ni menos, pero eso no resonó en CU.
Y es que no tardaron en echar mano del Ayuntamiento del imparable Pepe Chedraui para que el trabajadores del mismo detuvieran el suministro de energía en el corredor peatonal de la 13 Sur justamente frente a la institución, aunque no piense mal, seguro esos trabajos que implicaban el corte de luz estaban planeados tiempo atrás y nada tenían que ver con la protesta, aja.
Tan poco fue el avance en las negociaciones, que los estudiantes, aunque habían determinado detener su marcha hacia Ciudad Universitaria, finalmente decidieron dirigirse al campus central, lo que rápidamente encendió las alertas como si se tratara de una bomba o un ataque terrorista, pues la indicación fue desalojar las instalaciones para que los quejosos no encontraran ningún alma que se les sumara a sus demandas.
Aunque intentaron persuadir a que una comisión se reuniera con quien sabe quiénes en la Arena BUAP, la presión llevó a que la rectora Lilia Cedillo tuviera que decidir recibir ella misma a dicha comisión, obvio aprovechando la transmisión en vivo de la sesión en turno del Consejo Universitario, donde afirmó que unas “manos oscuras” estaban detrás de la movilización e incluso llamó a aquellos que osaron perturbar la paz de la institución a avergonzarse de decirse universitarios.
Obviamente su molestia era otra e incluso en su rostro se mostraba el enojo y la incomodidad por la situación, pues tuvo que destituir al yerno incómodo de su encargo, aunque seguramente le encontrará una mejor posición, aunque la historia no termina ahí, pues mañana los jóvenes recibirán la visita de personal de una vicerrectoría, así como de la abogada general.
Y es que cabe resaltar que durante su mensaje, Cedillo Ramírez afirmó que existían determinaciones que ella podía tomar con la mano en la cintura por el bien de los estudiantes, sin embargo, otras más salían de su competencia por lo que estaba atada de manos para poder actuar, lo cual hace pensar que simplemente está planeando su siguiente jugada en el tablero.
No andaba muerto ni andaba de parranda, simplemente sigue esperando a que desocupen su oficina en el Instituto Nacional de Migración (INM), así es luego de que el puesto prometido siguiera sin llegar y de que en días recientes se afirmara que el estado presentaba un daño patrimonial cortesía del orgullo de Tepeaca, Sergio Salomón reapareció en la escena poblana.
Lo hizo nada más y nada menos que para inaugurar una de las obras que dejó sin concluir, el distribuidor Puebla-Tlaxcala y no lo hizo porque le preocupara como iban a quedar los trabajos, sino como un acto para limpiar su imagen, pues aunque no dio declaraciones, su sola presencia es una muestra de que no tiene nada que esconder, ni mucho menos le debe a las y los poblanos.
Incluso por si quedaba alguna duda el actual gobernador, Alejandro Armenta, le dio el espaldarazo a Céspedes Peregrina y no sólo con la invitación, sino también al afirmar que es ilógico que obras como esta se hubieran inaugurado estando en proceso, por lo que era algo que ya se tenía contemplado pues los trabajos llegarán a su fin tal y como lo planeó la anterior administración.
En fin si algo no logró leer en estas líneas, tenga presente que lo dejamos en el tintero listo para la siguiente entrega.