Con una puesta en escena visualmente impactante y un discurso poderoso, el escritor e historiador Juan Miguel Zunzunegui ofreció una de las ponencias más memorables del Festival de las Ideas 2025. Su charla, titulada «Revolución de la libertad», propuso una reinterpretación radical de la historia nacional para poner a pensar a las mentes colectivas.
Frente a un escenario dominado por imágenes de códices, pirámides, héroes populares y metrópolis modernas, Zunzunegui enfatizó que lo que define a un pueblo es su mentalidad, y esta se moldea a través de la narrativa histórica. “Las historias que nos contamos de nosotros mismos” , recalcó , son las que determinan la manera en que una sociedad entiende su pasado y se proyecta hacia el futuro.
Durante su intervención, el autor cuestionó profundamente los discursos victimistas que han prevalecido en el imaginario mexicano: “¿Quién tiene la culpa de todas tus desgracias?”, preguntaba una de las diapositivas, aludiendo a los pretextos más comunes —la familia, el pasado, el gobierno, el mundo— para evadir la responsabilidad personal y colectiva.
Zunzunegui también esbozó «un sueño mexicano», en el que imaginó un país libre, próspero, solidario, sereno, comunitario y en paz. Una visión ambiciosa, sí, pero que —según él— sólo podrá alcanzarse cuando México reinterprete su historia desde una narrativa de poder, dignidad y autoconciencia.
Una charla de alto nivel: Zunzunegui, Salinas y Nacho Cano
Tras la ponencia, Zunzunegui se unió en una conversación con el economista Roberto Salinas León y el artista y productor español Nacho Cano. El diálogo giró en torno a los valores universales de la libertad, el pensamiento crítico y la importancia de las narrativas culturales en la transformación social.
Cano, conocido por su trayectoria musical y por sus proyectos escénicos de gran impacto histórico, compartió su visión del arte como vehículo de transformación cultural, mientras que Salinas ofreció una perspectiva económica y filosófica sobre cómo el pensamiento individualista puede generar sociedades más responsables y menos dependientes del victimismo institucional.
En un ambiente de reflexión y camaradería, los tres coincidieron en que la historia no debe ser una cadena que nos condene, sino una plataforma para imaginar futuros posibles.