Por: Gerardo Pérez García
Del 14 de diciembre 2019 al 13 de diciembre de 2022, Julio Huerta Gómez fue el Todopoderoso en el gobierno que presidía su primo hermano Miguel Barbosa Huerta.
No requirió ser Secretario de Gobernación para ordenar y mandar por encima de los tres titulares que tuvo la dependencia en la era barbosista: Fernando Manzanilla, David Méndez y Ana Lucía Hill.
Le bastó con ser Director General de Gobernación, para desde ahí operar la política interna, y externa, bajo la indicación directa del mandatario Barbosa.
Claro, en coordinación y estrecha comunicación con su prima Rosario Orozco Caballero, esposa de Miguel Barbosa.
Los primos Rosario-Julio, con Verónica Vélez, la jefa de prensa, eran los dueños del búnker barbosista.
Nadie más tenía acceso directo al despacho principal de Casa Aguayo.
Por ello, cuando el Presidente Andrés Manuel López Obrador destapa a sus corcholatas para sucederlo: Claudia Sheinbaum Pardo, Marcelo Ebrard Casaubom y Adán Augusto López Hernández, en un primer tiempo Barbosa Huerta se decanta por el entonces Secretario de Relaciones Exteriores.
Para después recular y dar su abierto apoyo a Claudia Sheinbaum.
Respaldo que plasmó al designar a Julio Huerta Enlace con la precandidata presidencial.
Nombramiento que pasó de Enlace a Coordinador de la precampaña de Sheinbuam.
EL SUEÑO DE OPIO
Y es cuando Julio sueña, cree, se imagina, que desde la coordinación de la precampaña presidencial lograría el acercamiento necesario para “venderse” como el candidato idóneo para suceder a Miguel.
Al fallecer Miguel Barbosa, Julio Huerta, martes 13 de diciembre 2022, con respaldo de su prima Rosario Orozco, peleó con todo por ser el sucesor.
Creyó y sintió que era suya la silla de Casa Aguayo.
Más pecó de ingenuo.
Porque la triada Estefan-Salomón-Pepe Chedraui en operación exprés, y quirúrgica, logró obtener la mayoría de los diputados locales a favor del también legislador Céspedes Peregrina, y que éstos, a su vez, rechazaran la nominación de Huerta Gómez.
Ello no desanimó el “sueño de opio” de Julio.
Puesto que logró negociar con Sergio Salomón lo designara Secretario de Gobernación.
Y así fue.
Y desde Segob relanzó su precampaña para obtener la candidatura al gobierno.
Su otro yo le dijo que “era el bueno”.
Y lo creyó.
Se sentía gobernador.
Actuaba como gobernador.
Hablaba como gobernador.
Pero…
El candidato fue Alejandro Armenta.
Punto.
DE LA QUIMERA DE SER GOBERNADOR, MUTÓ A GRIS DIPUTADO
No vio, o no quiso ver, el aviso de que no sería el candidato a Casa Aguayo provino de Claudia Sheinbaum al NO ratificarlo de Coordinador en Puebla de la campaña presidencial.
No solo eso.
Tampoco fue abanderado al Senado de la República.
Ni Diputado Federal.
Su premio fue la Diputación Local.
Hasta ahí llegó la quimera de ser gobernador del oriundo de Zinacatepec, tierra de los Barbosa Huerta-Huerta Gómez.
Hoy deambula solitario por el amplio salón de plenos del Congreso y sus pasillos.
En su oficina ya no hay filas pidiendo audiencia.
Ni giras por el interior del estado.
Ya no escribe para la página editorial de El Sol de Puebla.
Mucho menos lo reciben en Palacio Nacional.
Además, su distanciamiento con la viuda de Barbosa es más que real.
La disputa por dinero, casas, terrenos y ranchos ha sido dura y ruda.
QUÉ VINE PARA JULIO DESPUÉS DEL 2027
La anterior larga cita lleva a obligada interrogante:
¿Qué viene para Julio Huerta en 2027?
Sí, cuando termine su periodo de legislador en agosto de 2027.
¿A qué grupo político se unirá?
¿Al del mandatario Alejandro Armenta?
¿Se sumará al equipo de Sergio Salomón Céspedes, José Chedraui y Estefan Chidiac?
¿O tocará la puerta del ex gobernador y ex alcalde José Antonio Gali Fayad?, cuyo hijo Tony Gali buscará por el Verde Ecologista ser candidato a la Presidencia Municipal de Puebla.
Porque el barbosismo ya espiró.
Y el 2027 es la antesala del 2030… la sucesión gubernamental.
Al tiempo.