Por: Gerardo Pérez García
El caminar político de Roxana Luna Porquillo está aderezado de traiciones y derrotas, y que al perder el Partido de la Revolución Democrática –PRD- su registro nacional, y estatal, en 2024, está en afanosa búsqueda de ver qué organización partidista le otorga “asilo”.
Porque, puerta que toca, puerta que no se abre.
Más aún después de su enésima derrota, en los comicios de junio de 2024 por la Presidencia Municipal de San Pedro Cholula, donde participó con la alianza PAN-PRI-PRD, se quedó con las “manos vacías”.
Y sin partido político.
Pese a ello, en los recientes plebiscitos de las juntas auxiliares de San Pedro Cholula: Santiago Momoxpan, Santa Bárbara Almoloya y San Cristóbal Tepontla, a través de su grupo de choque pretendió reventar las votaciones al ver que sus “ahijados” iban perdiendo.
Violencia que desencadenó en agresiones a representantes de casilla, destrozaron inmuebles y quemando urnas.
Historial de derrotas que se remontan a 2016, cuando, “apadrinada” por el entonces gobernador Rafael Moreno Valle, contendió por la gubernatura de Puebla en calidad de corifeo de José Antonio Gali Fayad.
El papelazo de Roxana Luna –y su escoba de barrer-, fue de tal dimensión que envió al PRD al cuarto lugar con 75 mil votos, que representó la segunda votación más baja en la historia del perredismo poblano.
Con el agregado:
Antes obtuvo la Diputación Federal plurinominal, trienio 2012-2015, de la jauja peñista, gracias a su cercanía con Héctor Bautista López, líder del grupo perredista Alternativa Democrática Nacional –ADN-.
Esa carta legislativa le gustó al morenovallismo para que fuera la abanderada del PRD a la gubernatura de un año y ocho meses.
Sin olvidar que en 2010, Miguel Barbosa Huerta, dueño de la franquicia en Puebla, por primera vez llevó al PRD a una alianza con el PAN para la elección de gobernador, que encabezó el panista Rafael Moreno Valle Rosas.
Cadena de derrotas que sumó la contiende de 2018, cuando Luna Porquillo va de candidata a Diputada Federal por el Distrito 12 de Puebla Capital, donde únicamente obtuvo 60 mil votos contra 110 mil de Fernando Manzanilla.
El papel de Roxana en los comicios por la gubernatura de 2016 y diputación federal de 2018 fue de comparsa morenovallista.
En la de 2016 para sumar a Gali Fayad.
Y en la de 2018 para restar sufragios a Miguel Barbosa de Morena, y multiplicar adeptos y votos para Martha Érika Alonso Hidalgo, quien se convirtió en la primera mujer gobernadora del Estado.
DE DÍA PERREDISTA, DE NOCHE MORENOVALLISTA
El historial de traiciones de Roxana Luna inicia cuando en 2014 abandera el caso Chalchihuapan del niño José Luis Tehuatlie, quien fallece después recibir el impacto de una “bala de goma” disparada por elementos de la Policía Estatal.
Con la bandera Chalchihuapan se envuelve y se convierte en la representante de Elia Tamayo Montes, mamá de José Luis.
Chalchihuapan pasó a ser nota nacional, lo que llevó a Moreno Valle operar para apagar el fuego social y mediático.
La mejor forma de apagarlo era cooptar a la abogada Luna Porquillo.
Y así lo hizo.
El tema Chalchihuapan pasó a segundo y tercer término mediático al perder foro en la Cámara de Diputados y Senado de la República, dado que la representante dejó de acudir al Congreso de la Unión y también ya no daba ruedas.
Lo que llevó, finalmente, a que Elia Tamayo se diera cuenta de la traición de su representante, por lo que dirigió una carta a Dolores Padierna, entonces vicecoordinadora del PRD en el Senado de la República, para desconocer a Luna Porquillo como su representante legal.
Así, de día era furibunda perredista y de noche leal morenovallista.
Vaya transitar político-partidista de Roxana Luna, quien atraviesa por la difícil coyuntura de qué partido la acogerá en virtud de la desaparición del PRD.
¿Irá a Morena?
¿Al PAN o PRI?
Al tiempo.