En su obra más conocida “El príncipe” Nicolás Maquiavelo habla sobre los principados; son aquellos en los que el pueblo se mantiene sometido de manera “involuntaria” pero de manera pacífica- obedece las leyes que emanan de la autoridad y pocas veces se atreve a desafiarlas por temor a la represalia- no hablaremos de represalias ya que anteriormente lo hemos hecho a través de la analogía de “vigilar y castigar”.
Pero lo que si realizaremos es un pequeño ejercicio utilizando la analogía de un fragmento de la obra tratando de relacionarla con la actualidad. Tal vez sea complicado realizar dicha analogía, pues si hay algo que los mexicanos no aceptamos de manera positiva es un “cambio” por ende nos da temor aceptar que necesitamos un verdadero cambio, pero no una “falsa ilusión”.
En el primer capítulo se habla de los principados y su clasificación: hereditario, mixto y el nuevo.
En referencia a la herencia; le suena el “heredar” el trono- tal vez, podríamos decir que la silla presidencial se cedía cada sexenio por el mismo partido a quienes los gobernantes decidían hacerlo; no abundaremos en esto ya que ejemplos sobrarían para crear una atmosfera de referencia, pero si propondremos la idea de que ante la herencia hemos sido displicentes, es decir… no vemos con buenos ojos como a diario, actos de corrupción se destapan en el país, pero no hacemos nada por evitarlo- nos manifestamos a través de las redes sociales pero eso a los gobernantes les tiene sin cuidado pues ellos no viven en la red, sino en el mundo real.
En cuanto a los principados mixtos los hombres cambian con gusto de señor, creyendo mejorar, esto es lo que dice Maquiavelo- pero acaso no suena lógica esta afirmación cuando en el mítico y emblemático año 2000 ¿se nos ofreció a través del cambio de milenio una nueva forma de hacer gobierno? Aunque solo quedo en la ilusión, pues el desastroso mandato de Fox y que continúo con el de Felipe Calderón solo encendió la esperanza en los corazones de miles de mexicanos que vieron en esta “opción alternativa” la salida hacia una nueva vida.
¿Qué esperamos los mexicanos del nuevo principado? ¿Es una opción real de cambio?
La opinión más importante es la de usted… sin embargo, no se trata de pelear entre ciudadanos, tampoco de creer que México será destruido… mucho menos de que se provoquen disturbios a causa de nuestros gobernantes; más bien, se trata de crear en el electorado una conciencia del razonamiento, aquello a lo que aún podemos aspirar- para que un cambio sea verdadero, primero debemos nosotros interrogar a quienes nos representaran pero debemos hacerlo de manera respetuosa, sin insultos- y que el mejor insulto para el político sea nuestra propia inteligencia.
